viernes, 28 de noviembre de 2014

El Primer Viaje

"Hacer lo que te gusta es libertad, que te guste lo que haces es felicidad." 

Me voy a Monterrey, México, con Operation Smile. Es una ONG con sede en los Estados Unidos que se dedica principalmente a organizar comisiones quirúrgicas de corrección de labio leporino y paladar hendido en más de veinte países del mundo. 

Normalmente son proyectos formados por un equipo de cirujanos plásticos, anestesiólogos, pediatras, enfermeras, logopedas, odontólogos y voluntarios no médicos. Los grupos que forman las misiones internacionales están formados muchas veces por más de 50 personas procedentes de cualquier parte del mundo. 

Durante mi último año de residencia en el hospital Vall d’Hebrón tuve la suerte de que un adjunto me comentara la existencia de esta asociación y me contagiara una parte del entusiasmo que él mismo tenía cada vez que participaba en una de sus misiones, que no eran pocas. Me comentó que existía un programa para residentes, los cuales participaban en la actividad quirúrgica, aprendiendo y ayudando.
Así que, gracias a él, ya por entonces pude participar en una misión internacional. Dio la casualidad de que también fui a México, en esta ocasión a Guadalajara. Volví encantada, aprendí un montón y me lo pasé en grande con la gente.

Cuando empecé a plantearme todo este tema de la cooperación, en lo primero que pensé fue en esto. Un proyecto que me gusta y un montón de países por descubrir. Así que espabilé y me puse rápido con la acreditación necesaria para participar con ellos como anestesióloga.

Un día en verano me llamaron por teléfono. - ¿Clara?. - Si soy yo. – Necesitamos anestesista para Monterrey en Octubre, ¿te hace?... ¿Pues qué iba a contestar yo? Claro que sí!

Llega la fecha, 30 de Septiembre. Maleta, aeropuerto y quince horas después ya estoy allí. 
Estoy machacada, tantas horas de vuelo me han dejado frita. Al llegar al hotel nos juntamos unos cuantos integrantes del equipo con los que vamos a cenar algo rápido.  Todavía falta por llegar mucha gente, de hecho el proyecto no empieza hasta pasado mañana. Los pocos que ya estamos o son organizadores o hemos llegado antes por cuestiones logísticas de vuelos.

Me despierto con una buena “resaca del jet lag”, menos mal que hasta la tarde no tengo que hacer nada especial. Paseo un poco por los alrededores del hotel, ¡qué cosa más fea de barrio! Carreteras, muchos coches y centros comerciales. Paisaje típico de las afueras de gran ciudad. Me llama mucho la atención una cosa, todo está rodeado de montañas. Si no fuera por el calor y el tipo de construcciones podrías decir que estás en una ciudad alpina.
El centro de la ciudad está lejísimos, a más de media hora en taxi, así que paso el día leyendo, descansando y mareando la perdiz hasta las 7 de la tarde.
Es hora de la primera reunión del equipo, presentaciones, los coordinadores nos explican como irá más o menos el proyecto. Por primera vez en Operation Smile México trabajaremos en un hospital privado. El centro cederá como acto de filantropía los quirófanos, las salas de hospitalización y las dietas de los pacientes. Habrá muchos casos, es la primera misión en la región. 
En la sala de reuniones hay mucha gente, alguna cara conocida, muchísimas desconocidas. Ahora hay que irse a dormir, mañana nos espera un largo día.

Nos despertamos por la mañana con las pilas ya recargadas, es el primer día de trabajo. Un autobús nos transporta a todos al hospital a las 7 de la mañana.
Durante los dos primeros días de la misión se hacen las valoraciones de los nenes, tendrán que pasar por diferentes estaciones, primero datos y papeleo, valoración quirúrgica, pediatra y anestesiólogos, después dentista y por último logopedia.

El primer día siempre cuesta un poco arrancar, no conocemos el hospital, tenemos que organizarnos, y deprisa! Entre hoy y mañana tenemos que valorar a todos los niños que han venido, no hay tiempo que perder.

Esta es la primera misión que Operation Smile lleva a cabo en Monterrey, así que la afluencia de gente es bestial. Familias que han venido en burro, en camión, caminando. Muchos vienen de lejos, salieron hace días de su casa. Niños y no tan niños, gordos y flacos, cansados, mocosos... después de haber pasado toda la noche esperando en la puerta del hospital, bajo carpas, sentaditos en sillas de plástico, están encantados de poder estar allí. Se tendrán que armar de paciencia, ya que pasar por todas las etapas de valoración les puede suponer horas y horas de espera. Pero da igual, merece la pena.

Después de dos días intensos de trabajo, los números no dejan de sorprendernos. Hemos visitado a 419 pacientes, todo un numerazo.

Nuestra sala de examen
 
Los pacientes esperando ser visitados en las diferentes etapas de evaluación
 
Ahora toca la parte más difícil de todas. Hay que seleccionar. Solo se podrán operar unos 130 pacientes, no tenemos tiempo, personal ni espacio físico para más, así que habrá que seleccionar bien. Primero las intervenciones primarias de labio y paladar, y luego reintervenciones. Primero los niños y luego los adultos.

El sábado por la mañana se convoca a todos los familiares en la puerta del hospital, y a grito pelado, como si de una tómbola se tratara, se canta el veredicto. La coordinadora de enfermería se encarga de decir en voz alta uno a uno los nombres de los afortunados seleccionados que serán operados. El resto se volverán a casa... Es emocionante, las madres lloran, unas de alegría y las otras de frustración, la próxima misión quizá...

La coordinadora de enfermería “cantando” los nombres de los pacientes
  

Una de las niñas seleccionadas para cirugía

Y después de estos momentos de alegría y pena entremezclada , los voluntarios nos vamos de excursión. Hoy es el día libre y los organizadores nos han preparado una ruta turística de todo el día por Monterrey y alrededores.
Vamos a visitar unas cuevas, comemos y por la tarde un paseíto en barca por el barrio de Santa Lucía, donde han creado unos canales artificiales a lo veneciano. Monterrey es una de las ciudades más desarrolladas de México, se ve y se siente en el ambiente. De hecho la consideran la ciudad con mejor calidad de vida del país. En realidad bonita lo que se dice bonita, no es. Mejor diría “agradable”. Acabamos nuestro día con una visita a La Fundidora, que es una antigua fábrica de acero convertida en museo.

Las vistas desde la entrada a las cuevas


El “Cerro de la Silla”, icono de la ciudad de Monterrey


Tras pasar todo el domingo preparando y organizando los quirófanos, por fin llega el día que todos esperábamos. Hoy nos toca comenzar con las cirugías. Todos los pasos en la misión son importantes, pero cuando el primer día entras en quirófano, la primera mamá te da en brazos a su niño, en tu cabeza piensas: “ahora sí, estamos aquí por algo”, y no puedes evitar ese punto de emoción un poco ególatra en el que te sientes importante para la vida de esa familia.
Con los primeros pacientes vas siempre un poco a trompicones, aun no nos aclaramos del todo, no encontramos las cosas, tenemos que aprender a trabajar con la gente de nuestro quirófano.
Los equipos que nos proporciona el proyecto son circuitos abiertos, básicos pero suficientes. Trabajamos sobretodo con gases, la medicación endovenosa es limitada, así que hay que racionar desde el primer día.
Pese a las inclemencias típicas del primer día, todo va saliendo bien, y de repente, casi sin darte cuenta, resulta que son las 8 de la tarde y estoy despertando al último niño del día.
Todo el mundo está encantado, en la puerta del hospital solo se ven caras alegres, enfermeras, cirujanos, anestesiólogos, voluntarios... caras cansadas, ojerosas pero alegres. Ha ido genial, 30 niños operados. Por hoy solo nos queda brindar con una cerveza bien fría e irnos a dormir. Nos quedan 4 días a este ritmo y muchos niños por atender.

Equipo del quirófano 5 el primer día de cirugías


Trabajando



Los días se van sucediendo, un labio, otro paladar, una fístula, un retoque de cicatriz... Casos especiales, y otros más convencionales. Hay varios casos de vía aérea difícil, síndromes que en nuestro día a día hospitalario sería extremadamente raro ver, y aquí te encuentras varios en un día! Sorprendente. 


Manos concentradas
 
El antes y el después


Niño con síndrome de Pierre-Robin


 
Después de operada

El cuarto día, cuando todos estamos más confiados, ya con más de 15 intervenciones hechas en cada quirófano, la pediatra avisa porque parece que hay un niño que no le da buena espina. Se ha operado esta mañana de paladar hendido, en principio todo ha ido rodado, pero el niño no para de llorar. Todos los niños lloran, y más en estas circunstancias, pero parece que éste llora demasiado. Está pálido y renegón. Al principio no nos mosquea, no hay sangrado aparente, está un poco pálido, pero bien puede ser la luz del hospital que siempre nos hace tener peor aspecto. Pero ante la insistencia de la pediatra, se decide hacer una revisión quirúrgica. Y cual es nuestra sorpresa cuando al dormir al niño empieza a vomitar y vomitar sangre. Sí sangraba, pero se lo había ido tragando todo.
Se complica bastante más de lo esperado, y tenemos que pedir al hospital que nos cedan una cama de UCI para poder dejarlo dormido toda la noche y controlarlo en condiciones. Transfusión, unas horas de ventilación mecánica, vasoactivos y vigilancia.
Por suerte no va más allá, y todos estos momentos de tensión y apuro se quedan en una simple anécdota. Al día siguiente podemos despertar al niño, está mucho mejor y en seguida lo llevaremos con su madre.

Y así, sin darnos ni cuenta, nos hemos plantado en el último día de la misión. Así como fue emocionante “dormir” al primer niño, también lo es “despertar” al último. Cuando lo sacas del quirófano sientes como un pequeño vacío. Chocas las manos con todo el equipo, te abrazas, palmadas en la espalda, saltas, te sientes un poco como si hubieras marcado un gol. ¡Buen trabajo! Ya está. Se terminó.
Este mismo día nos invitan a la cena de despedida, agradecimientos, diplomas, despedidas y que corra el tequila! Es la última noche con el equipo, sabes que a muchos no los vas a volver a ver en la vida, y es una sensación extraña. Has vivido con ellos situaciones intensas, muchas alegrías, algún apuro, parece que a muchos de ellos los conozcas ya de toda la vida, cuando realmente no has pasado con ellos ni dos semanas.

Me dejo llevar esta noche, una margarita tras otra, todos salimos a bailar, estamos eufóricos, ebrios en la noche mejicana. Este país no deja de fascinarme. Volveré pronto, seguro.






2 comentarios:

  1. Eso mas que a gol, suena a goleada! Que sean muchas mas! Que emocionante!

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  2. Hola Clara. Después de otra semana más, hablado de quirófanos, de módulos cortos y quirófanos que alargan, de comisiones, de protocolos, de guardias...leer tus palabras tan sencillas y tan sinceras ME HA SONADO A GLORIA.

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